Primeros registros
La primera vez que viste uno fue durante la infancia. Llegar a la casa de la abuela y ver fotografías en marcos detallados mientras platicabas con ella de todo lo que había pasado en la semana era algo común.
¿A quién se le ocurrió que esas fotografías estuvieran en marcos? ¿Los portarretratos son indispensables para conservar en buen estado las fotografías? ¿Quién determinó que esa fuera su forma? La historia del portarretrato tiene un origen bastante antiguo.
Existe constancia de los primeros marcos en la Grecia del siglo IV A.C., y nace como un soporte físico para las pinturas. Era necesario encontrar un elemento para demarcar y separar del exterior a las obras de arte.
Para crearlos, se unían cuatro tablas o listones para proteger la pintura y manipularla a través de él. El primer portarretrato registrado lo creó Augusto de Prima Porta en el museo vaticano de Roma con material de mármol.
¿Dónde inicia la historia del portarretrato?
Aunque los marcos para obras de artes se conocen con anterioridad, para hablar de los portarretratos como los conocemos es necesario movernos hasta el renacimiento.
Durante este periodo histórico los portarretratos tuvieron más importancia y donde surgieron los decorados con dorado o rococó ¿Has visto un marco de este estilo en la casa de un amigo o cuentas con uno de ellos? ¡Pues tienen su origen en esta época!
Su popularidad fue en aumento y se llegó a la producción en masa. Además, la variedad de materiales aumentó. Se usaban técnicas en metal y madera para fabricarlos, siempre a cargo de grandes artesanos.
El arte sacro
Los portarretratos fueron, durante un tiempo, parte exclusiva de la decoración de iglesias. Esto era respuesta a un factor importante: el proceso de creación era extenso, pues se hacía de manera artesanal. Algunos, incluso, tenían piedras preciosas, incrustaciones de oro y mosaicos.
Con ello, además, se volvían elementos decorativos bastante costosos que no podía pagar cualquiera. En esa época no era tan sencillo comprar un portarretrato como lo es hoy en día.
Tuvieron que pasar varios años para que su uso se externalizara y la aristocracia tuviera algunos en sus grandes salones.
La fotografía y los portarretratos
Cuando surgió la fotografía, era un lujo que no cualquiera se podía dar. Es aquí donde surgen las fotografías post-mortem. Se decía que una persona común sólo podía darse el lujo de tomarse dos fotografías en su vida: el día de su boda y el día de su muerte.
Las personas de clase baja y media reunían sus ahorros para fotografiarse. Pero, uno de los grandes problemas, era que las imágenes se difuminaban con facilidad. Guardarlas sin algún tipo de protección era condenarlas a factores externos, como la humedad.
Entonces, emulando los marcos finos y decorados de la aristocracia, unían trozos de madera y cubrían con un cristal.
Esto, con el pasar de los años, abarató los costos de los portarretratos, haciéndolos cada vez más accesibles a todo el mundo. Es ahí donde llegamos a nuestros días, donde tú puedes comprar el portarretratos que necesitas desde la comodidad de tu hogar.
La historia del portarretrato es bastante extensa, pero bastante interesante. Ahora, cada vez que veas uno, pensarás en aquellas familias en la antigua Roma que tenían uno. También vendrá a tu mente la historia del arte y, ¿por qué no? La historia de tu familia, plasmada en cada fotografía enmarcada.
Marco, Estilo, Diseño y Presencia
La utilidad principal del portarretrato es exhibir una fotografía en alguna parte de la casa o de la oficina. Una de las razones por las cuales solemos usar un portarretrato es para tener presente a ciertas personas o animales a quienes amamos y deseamos ver a lo largo de todo el día.
En definitiva, son artículos que están presentes en casi todos los tipos de decoración. Esto hace que haya un marco, estilo y diseño para cada uno de ellos, maximizando la presencia de este hermoso y significativo elemento decorativo.
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